Confucio influyó tanto en China como en el resto de Oriente a lo largo de más de 2 mil años. Ha sido reconocido mundialmente como "una estrella que ha alumbrado el cielo de la cultura oriental". Destaca por su particular inteligencia y su carisma, destilados bajo un marcado carácter oriental.
Confucio (孔子, Kǒngzǐ), oriundo del estado de Lu (鲁国, al sureste de Qufu, provincia de Shandong), nació en el 552 a.C. con el nombre de Qiū (丘), conocido además como Zhòngní (仲尼). Su familia era de procedencia humilde. Confucio se quedó huérfano de papá siendo aún pequeño. A los quince años, tomó la decisión de aprender y afanarse por el conocimiento. Solía viajar con regularidad por diferentes sitios, y se dirigió a aprender de Lao Zi (老子), director de la Biblioteca Nacional de la dinastía Zhou (周, 1050-256 a.C). Confucio decía que "si caminaba al lado de 2 personas, encontraría en una de ellas a un maestro" y, por esto, progresó con mucha velocidad, porque realmente valoraba lo que podía aprender de otros.
El primer maestro y director
Confucio es considerado el primer maestro profesional y el primer director de una escuela privada durante la historia China. Hasta el momento, los habitantes habituales no tenían ingreso a la enseñanza. Estableció escuelas privadas, acogió a varios discípulos y promovió la generalización de la enseñanza entre los pueblos sin excepción alguna (ya fueran nobles o civiles, ricos o pobres). Entre sus estudiantes, además había hijos de nobles y, no obstante, la mayor parte de los aprendices eran de procedencia humilde.
Inicios de su carrera política
En el año 522 a.C. el duque Jing del estado de Qi (齐景公) recibió a Confucio una vez que visitaba el estado Lu (鲁国) y ambos mantuvieron una plática sobre la hegemonía china en el planeta. 5 años más tarde estalló la guerra civil en Lu. Confucio fue a Qi con sus discípulos. En ese instante, el duque Jing consultó respecto a cómo administraría él un territorio, a eso que el maestro contestó: “el jefe supremo debería actuar como un jefe supremo, el cortesano debería actuar como un cortesano, el papá debería actuar como un papá, y el hijo debería actuar como un hijo.” Frente a su contestación, el duque retornó a preguntar sobre las formas de gestionar el estado. Confucio le respondió: “la forma primordial es minimizar los costos y borrar el despilfarro”. Al oír sus palabras, el duque Jing se sintió satisfecho e inclusive estuvo a punto de concederle tierras. No obstante, gracias a la contraposición de ciertos consejeros, esta primera entrevista no tuvo el resultado anhelado.
En 501 a.C. Confucio, a sus 51 años, fué nombrado Zai (宰, magistrado) de Zhongdu (actual distrito de Wenshang, provincia de Shandong). Gracias a los monumentales éxitos obtenidos, fué designado Sikong (司空, ministro de la Construcción) y después Dasikou (大司寇, ministro de Justicia).
Confucio había cumplido medio siglo de vida una vez que, junto con sus discípulos, inició a viajar por distintos estados de la Planicie Central para ir a a sus monarcas, exponiendo sus opiniones políticas y haciéndoles sugerencias individuales sobre sus estados. Este viaje duró unos 14 años y, según se cuenta, pasó a ver sucesivamente a más de 70 monarcas. Sin embargo, todos mantuvieron una respetuosa distancia hacia él. Recomendaba dominar el imperio por medio de la moral, o sea, el monarca debe ser ejemplo para el pueblo, en lugar de amenazar a los habitantes o seducirlos con el poder, la violencia o el dinero y, más que nada, debe amarlos con sinceridad. Poco después, en el 479 a.C. Confucio murió a los 73 años.
Rescatar patrimonios culturales
Lo que más le preocupaba a Confucio no era cómo gozar de una enorme riqueza y alta postura, sino fallecer sin dejar una buena fama tras de sí. Por consiguiente, a lo largo de su vejez, aprovechó todo su tiempo para dedicarse a la educación y a la colección de documentos. Durante toda su historia tuvo más de 3.000 discípulos, de los cuales 72 fueron sobresalientes.
Confucio solía discutir con sus estudiantes sobre los conceptos a modo de diálogo y no abandonó redactada ni una obra al respecto en toda su historia. Las Analectas (论语, Lún Yǔ) es una compilación desarrollada por sus discípulos basándose en los pensamientos y los comportamientos de su maestro una vez que vivía. Este compendio es una información directa y fiable para conocer bien al sabio. Una sección de la obra se basa en el monólogo del enorme pensador, mientras tanto que la otra encierra las diversas opiniones sobre la vida y la sociedad sobre las que Confucio discutía con sus discípulos. Por consiguiente, la obra está redactada de forma coloquial y fragmentada, sin embargo sus palabras son concisas y tienen un contenido bastante completo.
Confucio hizo un resumen de su historia a los 73 años usando únicamente 38 letras y números chinos: "A los quince, mi mente ansiaba aprender. A los treinta, me mantenía firme. A los cuarenta, no poseía dudas. A los cincuenta, conocía los decretos del cielo. A los cincuenta, mis oídos fueron capaces de recibir la realidad. A los setenta, podía continuar con lo que deseaba mi corazón sin transgredir lo correcto". Ésta puede ser la autobiografía más breve de todo el mundo.
El lapso de las Primaveras y Otoños (春秋, 770-479 a.C.) en el cual vivió Confucio ha sido un tiempo de transición y de gigantes reformas sociales y, además, la más espléndida durante la historia en temas de pensamiento y cultura de China. Casi todos los pensadores más brillantes como Lao Tse (老子), Zhuāngzi (庄子), Mèngzǐ (孟子), Sūnzi (孙子), Mòzi (墨子), vivieron a lo extenso de este lapso. Confucio vivió en un fértil instante histórico, fundó una escuela de pensamiento y se ha convertido en el representante y el enorme maestro ideológico y cultural de dicha etapa, sentando las bases para los filósofos venideros del siguiente lapso del Reino de los Soldados. Su ideología y la siguiente “escuela confuciana” llegaron a establecerse como la filosofía nacional y la doctrina ortodoxa de China. Principios como “vivir armoniosamente sin disgustar a otros”, “todos los hombres son hermanos”, “cultivar a el individuo, ordenar el núcleo familiar, regir bien el estado, para que de esta forma el planeta viva en paz”, han influido de forma notoria, a lo largo de más de 2.000 años en el pueblo chino. Luego se difundieron a territorios asiáticos como Japón y Corea, así como a otras zonas europeas.
En el año 739, el jefe supremo Xuanzong (玄宗) de la dinastía Tang (唐, 618-907) concedió el título “Wenxuanwang” (文宣王, Monarca de los literatos) a Confucio. Por esa razón, los santuarios de Confucio distribuidos por toda China son además conocidos como Wénmiào (文庙, Templo Wen). Al sacar buenas notas en los estudios del Estado, los intelectuales acudían a las iglesias más cercanas para ofrecer reverencia a Confucio. Esta costumbre aún se conserva en la actualidad en varias regiones. A su poblado natal, Qufu, se le estima como la cuna del colegio confuciana.
Aprende más sobre Confucio con esta película:
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